No, no me han hecho una perdida
Como ya comenté en el artículo anterior, en el que hablaba de mi experiencia con el lubricante de cannabis, muchos amigos de sex-shops nos hicieron regalos durante la época en la que pasé por un cáncer para hacernos sentir mejor. ¡Si es que somos tan afortunados de haber conocido a unas personas así de detallistas y fantásticas!
Hoy voy a hablaros de un juguete que nos regaló Sugextions. Se trata del vibrador Colt Easy Flex Glider.
Hecho de silicona, mide 18’5 cm x 4’5 cm, se estrecha en la parte central (la cual puede doblarse hacia cualquier lado) y puede introducirse hasta la base, compuesta por una ventosa, bien pensada para usarlo estando pegado al suelo en caso de querer tener las manos libres. Además, tiene muchas velocidades y ritmos en su vibración, lo cual también es perfecto para cada momento, dependiendo de si te apetece una sesión más suave o más dura.
Cuando lo recibimos, nos quedamos alucinados por el tamaño que tenía. Es bastante grande, y debido a su forma, que va de una superficie amplia hacia un extremo más estrecho, permite que pueda usarse perfectamente para la estimulación anal.
Pasó bastante tiempo hasta que nos atrevimos a usarlo, debido a las razones ya comentadas en el artículo de la semana pasada.
Un día, estando solos en casa, y yo completamente recuperada, pensamos que fue el momento de probarlo. Estábamos nerviosos porque nunca habíamos usado algo así. Era mi primer vibrador, así que no sabía cómo haríamos el amor con ese juguete incluido. Así que simplemente nos dejamos llevar.
Toco comenzó con caricias en el clítoris y los labios vaginales usando el juguete. Cuidadosamente, y siempre respetando mi nivel de lubricación, fue metiéndolo muy poco a poco. Además, usamos un poco de lubricante para prevenir cualquier posible daño (no queríamos confiarnos y pecar de novatos). Estando dentro, noté que la vibración me hacía temblar todo el cuerpo y me estimulaba el clítoris desde el interior, incrementando las sensaciones tanto por dentro como por fuera.
Empezó a estimularme por dentro moviendo el juguete en círculos, mientras con las manos trabajaba mi clítoris, al mismo tiempo que yo le daba placer con mi lengua. Jugueteamos, ya de paso, con los distintos modos de vibración, y nos dio un poco la risa (lo cual siempre es bueno), pero una vez te familiarizas con los ritmos es muy fácil saltar de uno a otro según te apetezca. Al final todo fue tan intenso que no pude más que dejarme llevar y sentir cómo oleadas de placer me provocaban un orgasmo incontrolable.
La experiencia fue tan intensa como nueva, pero aún queríamos más, así que seguimos, estimulando también nuestra imaginación. ¿Qué más podíamos hacer con un juguetito tan versátil? Nos lanzamos a por un 69 en el que las sensaciones fueron extraordinarias, sobre todo porque no dejó de mover ni el vibrador dentro de mí, ni su lengua saboreando mi clítoris. De nuevo, y con el vibrador bien adentro, volví a correrme, y casi de seguido él, pues le fue imposible contenerse viendo todo el placer que había recibido y, para qué engañarnos, con todo el placer que yo le hice sentir.
Todo lo que hicimos fue muy natural. Fue como si ese juguete hubiese formado parte de nuestros cuerpos y no hubiese sido algo externo. Fue una experiencia maravillosa y excitante, y ya veis que puede usarse mientras se hacen muchas otras cosas a la vez.
¡Gracias, Sugextions, por este regalazo!